La obra toma como disparadores al caballo y al gaucho argentino. La tradición argentina tiene su símbolo máximo en el gaucho, arquetipo de nuestra nacionalidad por sus virtudes innatas, por su valor, por su destreza y por su indiferencia.
El universo de la obra se establece en esa mirada: “el gaucho y su caballo son uno, el hombre a pie es la mitad de un gaucho”.Preguntarse por el gaucho es mirarnos en un pasado que todavía nos mueve e identifica.